Qué sucede en la compraventa de una vivienda en la que se han producido desperfectos por la existencia de una plaga de termitas.

Pongámonos en el caso de que nos encontramos en un entorno de compraventa de vivienda, de segunda mano, en el que este defecto ni es informado ni detectado en la primera visita a la vivienda que se va a comprar.

Por tanto no es un problema manifiesto a primera vista, sino que su gravedad es conocida cuando ya está en ocupación en la misma y, por tanto, concurre una plena insatisfacción del comprador al haber adquirido un inmueble en el que ha existido pleno incumplimiento por inhabilidad del mismo, permitiendo ello al perjudicado acudir a la protección dispensada a los efectos de exigir la correspondiente indemnización de los daños y perjuicios ocasionados.

Es de especial trascendencia, para estos casos, la distinción reiterada por parte de la doctrina del Tribunal Supremo, en la que nos encontramos en la entrega de una por otra, “aliud por alio”, la cual no tiene por que concurrir con los supuestos de “defectos ocultos”, puesto que su distinción, afecta a el plazo del ejercicio de las acciones para su reclamación.

Esta cuestión, que ofrece en la práctica numerosas dificultades, afecta a la acción de saneamiento por vicios ocultos con una plazo de caducidad de seis meses desde la compra, mientras que para la primera, el plazo de prescripción es de 15 años.

Por tanto, el plazo para reclamar de los daños producidos por la plaga de termitas, que durante años había atacado al habitabilidad de la vivienda, resulta ser más amplio que para los supuestos en los que las reclamaciones se centren en las reparaciones por vicios ocultos.

Tengamos en cuenta que por la propia naturaleza de estos defectos, en general, ni son notorios, conocidos o manifiestos por el comprador de una vivienda, persona no profesional que no puede detectar en su momento el daño de las termitas de su vivienda.

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